El pasado sábado asistimos al concierto que daba la leonesa Nadia Álvarez en el Dog&Roll, de entre los muchos conciertos que había ese día en Madrid, nos animamos por conocer en directo lo que nos había presentado hace unos días antes en formato digital, su personal "Salto al vacío".
 El Dog&Roll, local madrileño que apuesta por la música en vivo, de la forma mas directa y sencilla, aún no había apenas abierto sus puertas, pero varías personas ya andaban deambulando por la entrada a la espera de la apertura, entre ellas, nosotras.

Nadia Álvarez estrenó hace apenas unas semanas su nuevo Lp, un camino introspectivo con tintes folk-indie en tono –aunque lejos- pop. 11 pistas y 40 minutos. Y sin miedo a equivocarme, lo coloco entre la lista de nuestros estrenos favoritos del mes y posiblemente del año.

Queda feo hablar de números, pero hay que decir que se reunieron una gran cantidad de personas que llenaron rápidamente el local. La música comenzó y todos en un ambiente íntimo y distendido disfrutamos de un concierto puramente acústico. Un “Unplugged” en el sentido mas estricto, en formato dúo que lejos de perder potencia ganó encanto y cercanía. De los que nos gustan.

Repasó en gran parte su “Salto al vacío”, con la gente sentada en el suelo, mientras unos susurraban los estribillos. Otros en silencio asistíamos al grandísimo ejercicio de sentir la música tan de cerca. Sonaron “Infantes Guerreros”,” La ciudad de los pájaros grises” ,”Postales”, “Salto al vacío” por citar mis favoritas. (:))

Incluso, se atrevieron con un par de versiones. Una del mismísimo Johnny Cash y otra de la mismísima Zahara. Ambas con una impronta personal e inconfundible que gustaron mucho y que además sorprendieron al personal. 

Tras casi una hora y media de concierto, se despedía Nadia entre aplausos y silbidos. Muy agradecida, anunciando que el próximo 29 estarán en formato banda en la sala Búho Real. Quizá adivinando que muchas nos habíamos quedado con ganas de más. 

Es refrescante encontrarse con un grupo que huye de lo típico, de las radiofórmulas que tratan de meternos por los ojos y oídos, y más, cuando muestran una cara tan humana, simpática y humilde. Consiguieron crear un ambiente en donde era difícil no impregnarse de su energía y sentirse a gusto entre bromas y anécdotas, con tintes nostálgicos, como si de una reunión de amigos se tratara, algo de lo que pocos grupos pueden presumir.

¡Esperamos volver a vernos muy pronto!

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