Algunas personas privilegiadas pusimos banda sonora a nuestras vidas el pasado domingo en la Sala Ego de la mano de Josh Rouse.

Con dos guitarras, armónica y batería apareció en el escenario, llevaba look de Rockero setentero, al estilo Country, vistiendo pitillos y camisa vaquera. Y es que aunque ahora se tueste en el sol de Valencia, no puede evitar que se le note un ciudadano de Nashville, alimentado por música de anti-heores, que usan como Josh, la música a modo de medicina.

Arracaba con Jr Worried Bluse y nos ponía en pleno Noviembre el sol de cara, canción que se encuentra en su último trabajo The Embers of the time, disco que suena cálido y desenfadado, que se tiñe de sus obras cumbres Nashville y 1972. Música nostálgica pero llena de luz, muy personal y que nos entra en el cuerpo para quedarse para siempre. 

Sus melodías son sencillas y ligeras totalmente hechas por placer, porque le gusta, y eso se nota mucho. Rouse de manera muy intimista en este nuevo disco, nos hace sentir el paso del tiempo con una sensación reconfortante. 

Sonriente y bonachon, con mucha modestia hizo que pasáramos una noche de cine en la que nos paseaba como quería en coches viejos por carreteras americanas, con él nos vimos inmersos e inmersas en un largo viaje del que nos despertó susurrandonos al oído por la sala.

Un artista que se cura y que cura las heridas con acordes y letras que son poesía. 

Crónica hecha por Eva.C para Lleno de Música.